La gestión sostenible del agua es uno de los temas de mayor preocupación en el mundo por su impacto en el desarrollo. En Quito, la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS-Agua de Quito) ha implementado modernos procesos empresariales con miras a garantizar el acceso de la población al agua potable y al saneamiento, alineados a la agenda 2030, a los Objetivos Desarrollo Sostenible (ODS) y a los principios del Pacto Global de las Naciones Unidas.
Los altos índices de gestión le permitieron convertirse en líder, a nivel nacional, de las mesas de trabajo para el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, que impulsa estrategias de comunicación para promover el consumo responsable de agua y proyectos como la implementación de dispositivos ahorradores en instituciones públicas y privadas. El objetivo: reducir el desperdicio.
Actualmente la cobertura de agua potable se acerca a la universalización con un 99,34%; mientras que, en alcantarillado, llega al 94,02% de la población. En cuanto al saneamiento y descontaminación de ríos, la Empresa ha dado los primeros pasos con la construcción de la primera Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) en Quitumbe y la construcción de obras que evitan que las aguas grises desemboquen en los ríos, alcanzando una cobertura 3,16%
Entre otros indicadores que ubican a EPMAPS a la vanguardia del país y la región están el índice de continuidad de servicio que asciende a 97,15% y el índice de calidad de agua situado en el 100%, avalado por el “Sello de Calidad INEN”, la certificación más confiable del país otorgada por el cumplimiento de los requisitos de calidad del producto, competencia técnica y sistema de gestión.
Agua de Quito también evidencia su compromiso con las Naciones Unidas y los ODS´s, en la protección de las cuencas hidrográficas en los páramos Mudadero, Antisana y Contadero, que fueron adquiridos por Agua de Quito para garantizar la provisión futura de agua. Son 20.000 hectáreas destinadas la conservación.
Estas buenas prácticas de sostenibilidad la hicieron también acreedora del premio “Buenas Prácticas y Experiencias en Agua y Saneamiento en las Américas”, otorgado en el 8vo Foro Mundial del Agua, por su aporte a la protección, conservación, mantenimiento y recuperación de alrededor de 130 cuencas hidrográficas (páramos y humedales), a través del Fondo para la Protección del Agua (FONAG).
El modelo de gestión de este primer Fondo de Agua ha sido considerado como uno de los más exitosos en Latinoamérica y el Caribe, siendo replicado en más de 15 países con cerca de 40 iniciativas, de las cuales alrededor de 22 se encuentran en América Latina.
Otro ejemplo de responsabilidad con el ambiente es la autogeneración eléctrica mediante el uso y aprovechamiento ecoeficiente del recurso hídrico en el proceso de producción, por lo cual se hizo acreedora al “Reconocimiento a las Buenas Prácticas de Desarrollo Sostenible”, específicamente, por el cumplimiento de los objetivos 7 y 15 sobre “Energía Asequible y no Contaminante” y “Vida de Ecosistemas Terrestres”.
La eficiencia y el Modelo de Sostenibilidad de la empresa le han otorgado grandes ventajas competitivas que la sitúan como la primera empresa en el mundo en recibir la Certificación AquaRating, un sistema de evaluación que considera el cumplimiento de 368 prácticas y 61 indicadores de gestión del sector agua y saneamiento.
Con el objetivo de asegurar la provisión de agua para la ciudad hasta el 2040, cuando se estima una población de 3,2 millones de habitantes, Agua de Quito emprendió el proyecto Chalpi Grande-Papallacta, el más importante que se haya construido en la ciudad en los últimos 25 años.
Este proyecto emblemático, financiado por la Agencia Francesa de Desarrollo (USD 70 millones) estima captar un caudal de 2.200 litros por segundo del Río Chalpi, que recibe el agua de los humedales altos de la Reserva Cayambe-Coca, a 3.200 metros de altura, en el cantón amazónico de Quijos, a 70 Km al sudeste de Quito.
El Chalpi Grande – Papallacta toma el recurso hídrico de cuatro ramales en las vertientes orientales de la Cordillera Real de los Andes: tres captaciones en el río Chalpi y una en el río Encantado. Cada gota de agua es transportada por los 15 kilómetros de la Línea de Conducción, llega al reservorio de Papallacta y de ahí emprende un nuevo viaje de 50 kilómetros más hasta llegar a las plantas de tratamiento de agua potable Bellavista y Paluguillo y luego a los hogares capitalinos.
Durante el viaje, Agua de Quito generará 7,6 MW de energía con la Central hidroeléctrica que se construye en el tramo medio la conducción y que aprovecha la caída de caudal. Estos se sumarán a los 23 MW que ya genera la empresa en otros proyectos.
La eficiencia y el Modelo de Sostenibilidad de la empresa le han otorgado grandes ventajas competitivas que la sitúan como la primera empresa en el mundo en recibir la Certificación AquaRating, un sistema de evaluación que considera el cumplimiento de 368 prácticas y 61 indicadores de gestión del sector agua y saneamiento.
Con el caudal extra Agua de Quito garantiza la provisión futura de agua para los habitantes del norte de la urbe (desde la Av. Naciones Unidas hasta Calderón y San Antonio de Pichincha) y de las parroquias nororientales: Cumbayá, Tumbaco, Puembo, Pifo, Tababela, Checa, Yaruquí, El Quinche y Guayllabamba, en donde se registra un mayor crecimiento poblacional.
Con tan solo girar la llave, en noviembre de 2019, los habitantes de esta zona de la capital (1,5 millones de habitantes) ya podrán disponer de más y mejor agua potable que llegará a sus hogares tras recorrer alrededor de 65 kilómetros desde la provincia del Napo.