• Probabilidad segura.[/google_font]
• Impacto que puede estimarse fácilmente.[/google_font]
• Después del hecho, inventamos una explicación que reconoce la certeza de lo ocurrido[/google_font]
Dado este contexto, los espacios colaborativos poscrisis 2008, fueron el salvavidas de miles de personas a nivel mundial. Podríamos aprender de las pasadas consecuencias como una oportunidad para un desarrollo más sostenido e, inclusive, democrático.
Las economías colaborativas no son nuevas, son formas de convivencia social que datan desde inicios de la historia, pero se han visto reemplazadas por el modo “normal” de como consumimos y producimos; usualmente atados a un proceso de capitalismo. Sin embargo, volver a estos espacios de trabajo conjunto es posible, inclusive dentro del capitalismo, respondiendo así a la teoría de un “capitalismo consciente”.
Poscrisis 2008, el desempleo fue uno de los efectos más sentidos en Estados Unidos y, como efecto cascada, en el mundo entero; asimismo, fue el momento de mayor inspiración ante la falta de fuentes de trabajo. Grandes emprendimientos han surgido a través de este modelo como, por ejemplo: Airbnb, Uber, Crowfunding y MOOC.
Según datos oficiales en el Ecuador, alrededor de 508.000 personas podrían perder su empleo y otras 233.000 pasarían a la informalidad; además, el desempleo incrementaría en un 6.5% debido a la emergencia. Por lo que esta opción abre las puertas a más iniciativas empresariales en el país. Este esquema tiene un alto componente social, mejor manejo de recursos compartidos y menor riesgo.
Los posibles riesgos sociales, debido al crecer “juntos” pero “no comprometidos laboralmente”, son el dejar velar por los derechos mínimos de un trabajador, llevando la posibilidad de caer en la conocida “esclavitud moderna”, la cual se traduce en extensas horas de trabajo, remuneración mínima, no afiliación social, poco interés en aspectos legales básicos de la salud y seguridad de los “trabajadores”, entre otros tantos aspectos normalizados para un empresario; por lo que, los riesgos deben ser identificados, medidos y controlados desde su planteamiento y evitar así escándalos reputacionales, también conocidos.
En conclusión, el emprendimiento con miras en la economía colaborativa es una gran opción de valor social, desarrollo y trabajo local; sin embargo, debe ser legitimado. Nos quedan interrogantes, como ¿cuál es el papel de las autoridades en estos espacios?; aspiramos a que los pasos de los reguladores vayan acorde a las nuevas realidades, esto incluye, la revisión de modalidades laborales con beneficio para las partes y regulaciones tributarias adecuadas. Por lo pronto, las “nuevas realidades” y “trabajo adecuado” siguen inconclusas, donde los consumidores serán el portavoz para exigir bienestar y sostenibilidad de todos.