Del Laboratorio a la Mesa: Descubriendo a la Carne Sintética

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¿Sabías que en 2022 la FDA de EE. UU. aprobó la venta de carne de pollo cultivada en laboratorios en supermercados y restaurantes? ¿Y que en 2013 se dio a conocer públicamente el primer prototipo de carne de laboratorio en forma de hamburguesa?

Pero, quizás la pregunta que nos debemos hacer es: ¿será esta una alternativa que permita cubrir las necesidades nutricionales de la población aún costo económico y ambiental más racional? O por el contrario ¿esta tecnología dejará una huella ambiental más profunda?

Existen diferencias significativas entre los productos sustitutivos de la carne de origen vegetal y la carne cultivada o sintética, pues esta última, a diferencia de la convencional, se produce a partir de células de animales, más específicamente, células madre, sin la necesidad de criar ni sacrificar animales.

Algunos de los beneficios que supone la carne cultivada son la reducción significativa el consumo de agua, la reducción de la producción de metano, el uso de la tierra y los recursos necesarios en la producción ganadera tales como vías de acceso, mataderos, industria farmacéutica animal, veterinarios, etc. Además, que sería más sostenible ya que generaría menos contaminación y emisiones de CO2 (en el caso del ganado vacuno sería metano).

Por otro lado, varios sectores señalan que al producir carne en el laboratorio los riesgos de transmisión de enfermedades entre los animales y al hombre (enfermedades zoonóticas) desaparecerían, al igual que se minimizarían muchos de los problemas de uso inadecuado de antibióticos en animales con lo que se ayudaría de alguna manera a contrarrestar la problemática de las superbacterias resistentes.

Pero, contrario a lo que se podría pensar, varios estudios indican que la carne sintética podría ser más contaminante que la carne convencional. Esto se debe a las altas emisiones de dióxido de carbono (CO2) que se generarían durante su producción, principalmente debido al consumo energético involucrado.

En la actualidad, es cierto que ha habido avances significativos en la reducción de los costos de producción. Por ejemplo, el precio de un filete producido mediante esta tecnología ha disminuido radicalmente, pasando de 300,000 dólares en 2013 a 50 en 2019 y 1.7 dólares en 2021. Sin embargo, a pesar de las mejoras en los costos de producción, el precio sigue siendo prohibitivo para la mayoría de los consumidores, lo que limita su disponibilidad y acceso generalizado en el mercado.

Asimismo, es lamentable como hoy en día la alimentación no es un derecho garantizado para todos. El sector agroalimentario está experimentando un creciente monopolio, que abarca desde la producción hasta la distribución final de los alimentos, lo que significa que la necesidad básica de la alimentación está supeditada al lucro económico de unos pocos.

Por lo tanto, aún existen numerosas interrogantes y dudas en torno a la carne cultivada o sintética. Temas como la inocuidad, la legislación en relación a la soberanía alimentaria, la comercialización y la ética son solo algunos aspectos que generan incertidumbre. Es crucial intensificar el debate en torno a estos temas para el beneficio de los consumidores y así poder abordar de manera más completa y robusta todos los aspectos involucrados.

 

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Autora:

  • Elizabeth Minda-Aluisa
  • Investigadora en el Instituto de Investigación en Zoonosis – CIZ de la Universidad Central del Ecuador. Divulgadora científica, miembro de la Red DivulgaCiencia. Creadora del Blog de Divulgación Científica Ciencia & Más. https://cienciaymas.divulgaciencia.org/

Nota:

Publicado previamente en: https://cienciaymas.divulgaciencia.org/del-laboratorio-a-la-mesa-descubriendo-a-la-carne-sintetica/

Diana Asimbaya
Diana Asimbaya
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