Este medio de transporte, creado en el siglo XIX, aunque no ha perdido vigencia y más bien va evolucionando, ha tomado un mayor auge este año, con la emergencia sanitaria mundial.
“La bicicleta vendría a convertirse hoy en el vehículo del presente y del futuro, aunque es un vehículo que lleva 200 años entre nosotros”, opina Diego Puente Corral, recientemente nombrado alcalde de la Bici para Quito por la fundación BYCS de Holanda, fundador de Ciclópolis, miembro de la Unión de Ciclistas del Ecuador y creador del proyecto del ciclopaseo dominical en la capital ecuatoriana.
Este medio de transporte es importante en este tiempo de pandemia por algunas razones, en las que coinciden Puente y Jessica Buenaño, de Mujer en Bici, como:
Buenaño destaca que uno de los beneficios que logró esta pandemia en cuanto a la bicicleta “es que las personas aprendieron a usar esta modalidad, es algo muy positivo”. “Muchas personas usaban las bicis para cargar las compras […] podías llevar carga en la parrilla, podías llevar fundas adelante en el timón, tú podías ser bastante independiente”, enfatizó.
Durante la primera etapa de relajamiento de medidas restrictivas en medio de la pandemia, el uso de la bicicleta en Quito aumentó un 650%, según cálculos de la Dirección de Modos de Transporte Sostenible de la Secretaría de Movilidad del Municipio capitalino. “Los ‘delivery’, las entregas de productos en bicicleta, también se dispararon”, señala Puente, quien resalta que “mientras menos autos hay, más bicicletas vas a ver”.
En ese momento, los ciclistas, además de las ciclovías existentes en la ciudad, aprovechaban los canales exclusivos del transporte público como el Trolebús, Ecovía y Metrovía. “Son las rutas más directas, las más anchas y las más seguras”, menciona.
Sin embargo, a medida que se fue permitiendo mayor circulación vehicular (paso al semáforo amarillo), hubo una disminución significativa del uso de la bicicleta. Puente indica que esto pasa “porque la gente tiene miedo, ya no se siente tan segura como antes […] Esto valida nuestra hipótesis de que mientras más carros, más difícil para la bicicleta”.
Puente considera que para que se mantenga el uso de la bicicleta en Quito y otras ciudades de Ecuador, como parte de la nueva normalidad que sigue a la pospandemia, entre otras cosas, se podría:
Buenaño va más allá y sugiere que todos los domingos se restrinja la movilidad en carro: “Es decir, el domingo no uses motor, camina, anda en bicicleta, usa patines, una patineta […] creo que podríamos aportar al planeta, nos ayudaría a tener momentos familiares bonitos”, resalta.
Sobre el tema de las ciclovías, Buenaño añade que, básicamente, “se respete la Ley Orgánica de Transporte”, que establece que por cada nueva vía que se construya se debe dejar un espacio para los ciclistas.
Además, pide que haya educación vial desde la escuela y el colegio, para el respeto de “la pirámide de la movilidad”, que incluye a los peatones y ciclistas. “Si trabajamos con los más pequeños, créeme que estaríamos apostándole a un futuro con un medio de movilidad sostenible, que no contamina”, resaltó.
En cuanto a ciudades que están haciendo acciones para el uso de las bicicletas, Puente destaca a Ibarra, Cotacachi, Otavalo, Cuenca, Riobamba y Loja. En Quito, ya se puso en marcha la ampliación de la ciclovía permanente, especialmente por la avenida Amazonas.
Buenaño, quien pedalea unos 30 kilómetros diarios (15 de ida al trabajo y 15 de vuelta), también hace énfasis en la promoción de incentivar a más mujeres a usar la bicicleta en el país.
“No ves muchas mujeres en la vía”, dice y, desde su perspectiva, cree que esto se debe a que “ellas se guardan más”, porque “muchos dependen de ellas, porque ellas tienen los cuidados de la casa, la limpieza, hacer la comida, también salir a trabajar, por supuesto”.
La joven hizo un conteo en Guayaquil y, en un viaje de tres horas, encontró a 96 hombres en bicicleta y solo tres mujeres (3,1%). Hizo el mismo ejercicio en Milagro y el resultado fue casi similar.