Con más de 1,7 millones de personas contagiadas y más de 102.000 muertos (al 10 de abril de 2020), el nuevo coronavirus, que produce la enfermedad covid-19, que se desató a finales de diciembre de 2019, ha causado grandes y graves estragos en el mundo, incluyendo a Ecuador, donde Guayaquil ha sido la ciudad más afectada.
Sin embargo, detrás de esas malas noticias, han salido a relucir otras buenas, que ha dejado esta pandemia a nivel mundial.
El confinamiento obligatorio al que muchos gobiernos sometieron a sus ciudadanos, que ha mermado las actividades humanas, como la movilización y la producción industrial, ha repercutido en la “disminución del uso de combustibles fósiles y por lo tanto sus emisiones se reducen”, explica Valeria Díaz, coordinadora de Investigación, Análisis y Monitoreo de la Secretaría de Ambiente de Quito.
Esa reducción de las emisiones de contaminantes se traduce en la mejora de la calidad del aire, un dato positivo, puesto que cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es causante de la muerte de cerca de 7 millones de personas.
Mientras, en algunas zonas, animales que se habían alejado de su hábitat, por la intervención humana, han vuelto para disfrutar de sus territorios.
“La mayor disminución se observa en el monóxido de carbono, que es un contaminante emitido principalmente por los autos a gasolina; el dióxido de nitrógeno igualmente, que serviría como un trazador de tráfico vehicular; de igual manera el dióxido de azufre que nos permite evaluar también la disminución de combustibles fósiles”, añade a su explicación.
Detalla que el contaminante que más le quita el sueño y causa satisfacción su reducción es el material particulado PM2.5, “en vista de que Quito como la gran mayoría de ciudades del mundo mantiene niveles sobre normas nacionales y guías internacionales”.
“En lo que va del 2020, en función de PM2.5, hemos tenido 29% más de días en condiciones deseables u óptimas que el año 2019, eso significa 27 días más cumpliendo parámetros especificados por la OMS como óptimos para la salud”, resalta Díaz.
Sin embargo, durante la segunda semana de confinamiento en Quito, se sintieron efectos negativos sobre la calidad del aire, producto del volcán Sangay, que llegó con sus gases provocando PM2.5 secundario; y un incendio en el volcán Rumiñahui, que también incrementó ligeramente la contaminación. “Estos efectos quizá hubieran pasado desapercibidos dentro de un día normal con altas emisiones de autos, ahora se identificó con mucha claridad por la falta de la principal fuente de contaminación”, recalcó Díaz.
“Otro contaminante que también nos interesa en Quito por las condiciones geográficas (altura, mitad del mundo) es el ozono troposférico, que es un contaminante secundario que se forma al reaccionar las emisiones de óxidos de Nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos volátiles con la radiación ultravioleta, alta en Quito, y viaja con el viento”, explica.
De acuerdo con la investigadora, este contaminante ha hecho que algunos días pasemos de óptimo a aceptable, por otro tipo de emisiones diferentes a las fósiles (incendio, emisiones biogénicas, volcanes, etc.).
Gracias a esta mejora, la ciudad ha cumplido con normas nacionales de calidad de aire e, inclusive, con guías de la OMS.
Sin embargo, “así como se vio una mejora inmediata al dejar o disminuir de circular los autos, en tanto volvamos a utilizar el vehículo para transportarnos de la misma manera que antes, volveremos a lo mismo”, menciona Díaz.
En Cuenca,por su parte, los datos de la Universidad del Azuay (UDA) y de la Empresa Pública de Movilidad (EMOV), que realizan monitoreo automático segundo a segundo de la calidad del aire, consideran que actualmente han mejorado considerablemente.
“La calidad del aire es bueno” se ha podido leer constantemente en los últimos días en la página del Sistema de Monitoreo del Índice de Calidad del Aire en Cuenca de la UDA. Para la noche del viernes 10 de abril, por ejemplo, los niveles de ozono estaban en 18, los de NO2 en 0, los de CO en 5, el de PM 2.5 en 13 y los de SO2 en 3, niveles sumamente inferiores a los registrados en días normales de movimiento en la ciudad.
No obstante, Díaz comenta que durante los días de confinamiento de marzo, que se vieron estas mejoras, tuvieron las emisiones del volcán Sangay, que les provocó caída de ceniza y por lo tanto un descenso en la calidad del aire.
En otras ciudades del mundo también se ha visto esta mejoría en el aire, entre ellas Buenos Aires, Argentina; Santiago de Chile, Chile; Lima, Perú; así como en ciudades de Francia, Italia, España, Reino Unido, Alemania, Bélgica, India y China.
En la capital de Argentina, por ejemplo, la Agencia de Protección Ambiental (APrA) realizó un relevamiento de los parámetros de contaminación atmosférica entre los días 20 y 25 de marzo y consiguió que los valores de CO, NO2, NOx, y PM10 disminuyeron un 50%, en relación con el mismo período de 2019. “Esta fuerte reducción en todos los parámetros se debe especialmente a la disminución del tráfico vehicular”, dice el informe.
En Santiago, por su parte, el índice de calidad del aire, al 5 de abril de 2020, en plena cuarentena en seis comunas de la capital chilena, se mostraba como buena, resaltado por el color verde en el mapa del Sistema de Información Nacional de Calidad del Aire (SINCA) del Ministerio del Medio Ambiente.
En Lima, por su parte, se alcanzaron niveles recomendados por la OMS, según lo señaló en una conferencia de prensa el propio presidente de Perú, Martín Vizcarra. “Durante estos días la naturaleza ha tenido un respiro y es evidente la mejora, esto lo demuestran mediciones realizadas por el MINAM (Ministerio del Ambiente), que indican que la calidad de aire en Lima alcanzó niveles que recomienda la Organización Mundial de Salud, algo que no pasaba hace mucho”, dijo el mandatario el 25 de marzo.
En la India, en el estado de Punjab, los pobladores se asombraron al poder ver desde sus casas la cordillera del Himalaya, después de 30 años.
En España, el cambio se ha notado en ciudades como Madrid y Barcelona. En estas urbes, de acuerdo con un informe de la ONG medioambiental Greenpeace, la calidad del aire ha mejorado debido, entre otras cosas, a la reducción del 60% tráfico en ambas ciudades.
En Italia, además de la mejora en la calidad del aire, un evento que llamó mucho la atención fue que los canales de Venecia se mostraron más limpios y se podían ver peces en el agua.
En medio de las cuarentenas en diversas ciudades y pueblos, animales que hace años no se veían por esas zonas, comenzaron a reaparecer.
En Tailandia, los monos se tomaron las calles durante las restricciones de circulación vehicular; lo mismo hicieron los gatos en Indonesia, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Brasil, Filipinas e Israel.
En Sri Lanka y Japón se han visto ciervos; mientras, en Chile fue visto un puma en plena vía pública; en París, Francia, desfilaron patos por las calles; y en Reino Unido lo hicieron las cabras y zorros.
En las calles de España se han visto jabalíes, cabras, un oso pardo y pavos salvajes; entretanto, en EE.UU. salieron los coyotes, zorros y pavos salvajes; y en Italia delfines en Cerdeña y cisnes en Venecia.
En Panamá, un ciudadano dijo haber visto mapaches en la playa San Felipe; mientras en las calles de Bogotá, Colombia, fue grabado un zorro y una pava andina.