Según Aldeas Infantiles SOS, algunos de los derechos de niños, niñas y adolescentes que están siendo directamente afectados por la emergencia sanitaria son: el derecho a unas condiciones de vida dignas en cuanto a alimentación, vivienda, acceso a servicios esenciales como los de salud o los servicios sociales; el derecho a la educación (incluyendo el acceso a internet); el derecho al juego, al ocio, al esparcimiento y a la realización de actividades recreativas; el derecho a no ser objeto de ninguna forma de violencia, especialmente en el hogar; y el derecho a ser informado sobre la situación actual, con recursos acorde a su edad.
Gontran Pelissier, director nacional de Aldeas Infantiles SOS, explica que cuando se dice que la emergencia sanitaria afecta a todos, la verdad no es así.
“Probablemente todos pueden tener la probabilidad de contagiarse, pero al momento de vivir una pandemia en condiciones socioeconómicas distintas, obviamente no afecta de la misma manera. Desde el punto de vista de la organización, tenemos claro cuál es nuestra misión al respecto, actuar en beneficio de los grupos vulnerables que tenemos bajo nuestra responsabilidad”, dice.
En este sentido, esta organización no gubernamental (ONG) indica que los más afectados son niños, niñas y adolescentes con discapacidad, migrantes y solicitantes de asilo, quienes viven en instituciones de acogida, pertenecientes a minorías étnicas, con enfermedades subyacentes y en situación de pobreza.
Al momento, 188 países han impuesto el cierre de escuelas en todo el mundo, afectando a más de 1.500 millones de niñas, niños y adolescentes.
Se sabe que los niños (y especialmente las niñas) en edad escolar que no van a la escuela durante largos periodos de tiempo tienen muchas menos probabilidades de regresar cuando se reanudan las clases, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En Ecuador, la pandemia ha afectado el derecho a recibir una educación de calidad a 4,6 millones de estudiantes. La teleducación en el país aún no cubre las expectativas, ya que solo el 37% de los hogares tiene acceso a internet, es decir 6 de cada 10 niños y niñas no pueden continuar sus estudios a través de plataformas digitales; apenas el 24% de los hogares tiene computadoras en casa; y, en las zonas rurales, solo el 16% de los hogares tiene internet, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
El cierre de las escuelas también elimina el acceso a programas de nutrición escolares y, con ello, se dispararán las tasas de malnutrición infantil.
Cientos de miles de niños y niñas podrían morir este año, en comparación con un escenario previo a la pandemia, como resultado de la recesión mundial que se avecina. Esto revertiría en un solo año los progresos de los últimos 2 a 3 años en materia de reducción de la mortalidad infantil, según estimaciones de la ONU.
Aldeas Infantiles SOS es una organización de desarrollo social que trabaja por los derechos de los niños, niñas y adolescentes, específicamente defendiendo su derecho a vivir en familias sin violencia. Están presentes en más de 135 países en el mundo y en Ecuador han venido trabajando durante 55 años en seis provincias: Pichincha, Azuay, Guayas, Manabí, Esmeraldas e Imbabura.
Frente a los acontecimientos derivados de la pandemia, Aldeas Infantiles SOS Ecuador considera fundamental para los niños, niñas y adolescentes del país que:
La teleeducación no exacerbe las desigualdades existentes ni reemplace la interacción estudiante-maestro; y que se garantice el acceso a internet de todos los niños, niñas y adolescentes, sin excepción.
La alimentación nutritiva no debe ser un privilegio; niños y niñas deben acceder a la misma durante el período de la emergencia, ya que muchos de ellos y ellas recibían su única comida balanceada al día a través de esquemas de alimentación escolar.
La provisión de servicios básicos, incluyendo atención médica, agua, servicios sociales y de salud mental deben estar garantizados para niños y niñas.
La protección contra la violencia, la explotación y el abuso es esencial; el personal de educación y salud deben ser un apoyo para alertar con inmediatez los casos. De igual forma, se debe contar con líneas de atención eficaces, acceso a la justicia y casas de acogida para las víctimas.
La seguridad y atención a niños, niñas y adolescentes, que a causa de la pandemia pierdan el cuidado de sus familiares, debe ser una prioridad. Aquellos que enfrenten el fallecimiento de quien o quienes los cuidaban deben recibir atención especializada.