Esta contaminación se da a través de sustancias químicas, como los contaminantes orgánicos persistentes (COP) y el mercurio (Hg), que mal manejados pueden poner en peligro la salud y el equilibrio ambiental.
Para proteger la salud y el ambiente del impacto de estos químicos nocivos, en particular, Ecuador se adhirió a tres convenios relevantes: el Convenio de Estocolmo, que detalla medidas para eliminar o reducir la producción, utilización, importación, exportación y emisión al ambiente de COP; el Convenio de Basilea, que dispone la obligación de asegurar que los desechos de sustancias peligrosas se gestionen de forma ambientalmente adecuada; y el Convenio de Minamata, que compromete a los países miembro a eliminar los efectos adversos frente a las emisiones y liberaciones de mercurio y sus compuestos.
De esta manera, entre otras acciones ya realizadas, surgió el Programa Nacional para la Gestión Ambientalmente Adecuada de Sustancias Químicas en su Ciclo de Vida (PNGQ). Esta iniciativa del Ministerio del Ambiente y Agua (MAAE) con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), ha registrado durante el presente año hitos que posicionan al Ecuador como un referente internacional.
Resalta que 138 toneladas de plaguicidas obsoletos fueron recolectadas y eliminadas de manera adecuada en más de 400 puntos a nivel nacional, gracias al trabajo articulado con diferentes actores, entre ellos el sector privado y la ciudadanía, además de una campaña de sensibilización en todo el territorio.
Asimismo, se han entregado insumos tecnológicos y elaborado planes para fortalecer la sostenibilidad de cinco plantas de procesamiento de mineral y dos laboratorios como experiencia piloto, uno en Camilo Ponce Enríquez, provincia de Azuay, y el otro en Portovelo, provincia de El Oro. De esta manera, también se ayuda a que las personas que trabajan en la minería artesanal puedan vender el mineral que recojan, previo a ser procesado, sin usar mercurio.
Por otra parte, se ha apoyado a siete proyectos, con el objetivo de reducir la contaminación generada por sustancias químicas. Por medio de la promoción de medios de vida, adecuación de vertederos, aprovechamiento de residuos orgánicos e investigaciones relacionadas a COP y mercurio, se pretende reducir la generación desmedida de desechos peligrosos que impactan de manera negativa en los recursos.
Para los próximos tres años, se espera reducir el uso de al menos dos toneladas de mercurio vinculadas a la minería artesanal y de pequeña escala, así como evitar la liberación y uso de al menos 35 kg/año de mercurio proveniente de productos en los sectores de salud e iluminación.
Adicionalmente, para reducir la contaminación generada por contaminantes orgánicos no intencionales, sustancias que no han sido producidas, importadas ni almacenadas con fines específicos (generalmente en procesos de combustión), se generarán incentivos ambientales y certificaciones que promuevan buenas prácticas para, de esta manera, promover la producción responsable dentro del país.
Isabel Garzón, coordinadora del PNGQ, menciona que los objetivos planteados por el programa van en línea con el cumplimiento de la Agenda 2030, de la cual Ecuador es signatario. “A través de un trabajo articulado con diferentes sectores, buscamos contribuir en el fortalecimiento de hábitos de producción y consumo responsable, que abarquen todo el ciclo de vida del producto”, afirmó.